viernes, 13 de mayo de 2011

Beneficios de las terapias y las actividades asistidas por animales

Empatía (entender los sentimientos y motivos de otra persona e identificarse con ellos) Los niños que crecen Beneficios de las terapias y las actividades asistidas por animales

Empatía (entender los sentimientos y motivos de otra persona e identificarse con ellos) Los niños que crecen con animales tienen menos dificultad para sentir empatía con otras personas. A medida que el niño crezca, la empatía que siente por los animales lo ayudará a introducirlo en sus experiencias con sus pares.


  • Enfocarse hacia afuera. Las personas que sufren enfermedades mentales o que tienen baja autoestima se enfocan en ellas mismas; por eso, los animales pueden ayudarlas a enfocarse en el medio que los rodea. Antes que hablar sobre ellos y sus problemas, pueden hablar con y sobre sus animales.

Crianza. (promover el crecimiento y el desarrollo de otro ser viviente). La capacidad de criar otro ser viviente debe aprenderse en forma natural de los padres. Muchos niños en riesgo que no tuvieron esta posibilidad pueden desarrollar esta habilidad mediante el cuidado de un pequeño animal.

Rapport. (relación de confianza mutua, conexión o lazo entre dos personas) La presencia de un animal rompe la resistencia inicial del paciente que va proyectando hacia el terapeuta el cariño que le inspira la mascota.

Aceptación (recepción favorable o aprobación). A diferencia de las personas, los animales nos aceptan sin preocuparse por nuestra apariencia o forma de ser. Su afecto es incondicional y eso ayuda a que determinadas personas empiecen a aceptarse a sí mismas.

Entretenimiento. Las reacciones y travesuras del animal reducen el sentimiento de soledad y son un motivo de alegría y de conversación.


Socialización. (la búsqueda y el disfrute de la compañía de otros). Los momentos de encuentro con animales favorecen la socialización entre los pacientes y los médicos.

Estimulación mental. La presencia de animales produce una estimulación mental porque aumenta la comunicación con otra gente, traen recuerdo y son una fuente de entretenimiento. Las distracciones que favorecen los animales reducen los sentimientos de soledad y alienación en los pacientes.

Contacto físico. El contacto físico con otros seres favorece el desarrollo de relaciones sanas y maduras. Aquellas personas que tienen problemas de inhibiciones para tocar a sus pares pueden no sentir inhibiciones  a la hora de acariciar a una mascota.


Beneficios fisiológicos. (efectos positivos en el funcionamiento del cuerpo). Muchas personas se relajan en presencia de animales. La frecuencia cardiaca y la presión arterial disminuyen sensiblemente al estar en contacto con algunos animales.

Básicamente, se sabe que el contacto con la naturaleza en su conjunto libera endorfina a nivel del sistema nervioso central. Esto genera sensaciones de tranquilidad, distensión y gratificación. Dentro de la naturaleza, son los animales los que generan los mejores resultados porque ellos pueden interactuar con las personas y devolverles un afecto desinteresado.


?Cuándo no es posible la realización de la terapia?


     Cuando los animales se convierten en motivo de rivalidad o competencia entre los miembros de un grupo.


     Cuando alguna persona se vuelve posesiva con un animal de visita y trata de quedárselo para sí.


      Si se producen daños por causa de una mala selección de los animales, fallas en el control o en el manejo de mascotas.


      Pacientes con daño cerebral, discapacidades avanzadas o senilidad pueden provocar al animal sin proponérselo.


      Personas con expectativas irreales pueden pensar que un animal los rechaza, lo que aumentará su baja autoestima.


      Transmisión de enfermedades entre los humanos y las mascotas.


      La alergia a alguno de los animales puede crear problemas respiratorios o reacciones adversas a las personas.


     Los pacientes que tengan heridas expuestas o baja tolerancia a las enfermedades deben ser monitoreados      cuidadosamente.


      Temor o desconfianza hacia determinado tipo de animales.


      Diferencias culturales que pueden provocar distintas reacciones ante determinados animales.


      Responsabilidades legales en caso de accidentes o lesiones.


      Ruido, limpieza, enfermedades y otras consideraciones ambientales.

      Evaluación de costos para el desarrollo de las actividades.

      Daños producidos por peleas entre los animales o por problemas de traslado o manipulación.


      Cuando no se puede garantizar al animal las condiciones de cuidado adecuadas.


      Cuando el animal no disfruta realizando visitas o participando de las actividades. [1]


¿Quiénes pueden beneficiarse?

Las patologías que pueden tratarse con caballos son autismo, epilepsia, parálisis cerebral leve y mediana, esclerosis múltiple, espina bífida, distrofia muscular, retraso mental, Mal de Alzheimer, Síndrome de Down, hiperactividad, Síndrome de Rett, Síndrome de West, Síndrome de Joubert, enfermedades degenerativas o traumatológicas (artritis, artrosis). También se pueden tratar problemas de la conducta como bulimia, anorexia, estrés, depresión, problemas de aprendizaje menores, alcoholismo, drogadicción y conductas psicóticas. Asimismo se utiliza para tratar problemas ortopédicos y reumatológicos, secuelas de accidentes (traumas, amputaciones, tumores), déficit cognitivos y sensoriales, asmas y alergias.
Pueden beneficiarse de esta actividad niños, jóvenes y adultos por igual. Sin embargo, por la naturaleza misma de la práctica no es recomendable para personas que sufran osteoporosis, deformaciones de columna, síndromes convulsivos no controlados, cardiopatías severas, demencias o retraso mental muy profundo.

Paso a paso, el tratamiento


El primer paso en una sesión de hipoterapia consiste en realizar una evaluación de la afección del paciente para saber el grado de profundidad de la lesión y los antecedentes médicos. Antes de iniciar el tratamiento, el personal a cargo de la terapia debe asegurarse de que el paciente puede montar a caballo, debe prever los posibles efectos secundarios, establecer un plan de trabajo, elegir el caballo que montará y los ejercicios que se realizarán.


Una vez que se comienza con el tratamiento, primero es necesario que el paciente se familiarice con el caballo y entre en contacto con él: se acerca al animal desde abajo, lo toca, luego lo acaricia, le ofrece una golosina. Ambos, caballo y futuro jinete, deben empezar un proceso de reconocimiento mutuo que durará una o dos sesiones, tomarán confianza uno en el otro para comenzar con éxito la tarea que les espera. Además, también se incluye en el tratamiento todas las actividades relacionadas con el cuidado del caballo: la limpieza del establo y del caballo, el cepillado (estimula la motricidad fina y gruesa) y la alimentación.


Como esta terapia es recomendada para personas con movilidad reducida, no se le pide a nadie que sepa o que aprenda a montar. En compañía de un fisioterapeuta o de un profesional idóneo, se ubica al paciente sobre el caballo y se lo va poniendo en diferentes posiciones para que se active la circulación sanguínea, se mejore el equilibrio y el sentido espacial. El jinete es enfrentado a una situación completamente nueva, por lo que su cerebro debe hacer un esfuerzo para ajustarse a las nuevas circunstancias.


El paciente debe sentarse sobre la cruz del caballo, que es la zona más alta del animal. En este punto, donde el cuello se une con la espalda o lomo, el cuerpo del paciente recibe todos los movimientos de los músculos anteriores y posteriores. Estos movimientos son los que estimularán al organismo del jinete, ya que es similar a los que una persona debe realizar para caminar. El caballo saca al paciente de su centro de equilibrio y esto lo obliga a realizar alrededor de dos mil ajustes musculares por minuto.


Los ejercicios de hipoterapia se realizan por lo general con el caballo andando a paso, porque esto le asegura al jinete el ejercicio de la pelvis y la espina dorsal. De todas formas, en pacientes que así lo permitan, la variación en el ritmo del andar del caballo ofrece a los terapeutas una enorme variedad de posibilidades de estimulación hacia todos los músculos del cuerpo. Algunas veces se le pedirá al paciente que se acueste sobre el lomo, que cabalgue mirando para atrás, que adopte otras posturas e, incluso, que realice ejercicios de gimnasia encima del caballo. Además de montar pasivamente al animal, el paciente puede hacer ejercicios de relajación y estiramiento de sus músculos, mejorar el equilibrio, los reflejos y la coordinación.


Hay que pensar que para una persona que no puede caminar, subirse a un caballo y experimentar estos nuevos movimientos es una experiencia única, ya que el andar del caballo irradia estímulos físicos hacia sectores que a lo mejor nunca antes habían sido estimulados. Es como repetir la sensación de caminar. A esto se le suma que el paciente toma esta terapia como una diversión, como un entretenimiento alejado del ambiente clásico de una terapia de rehabilitación. El estar al aire libre, lejos de máquinas y lugares cerrados, en contacto con la naturaleza asegura que el paciente sea rodeado por un sinfín de sensaciones sonoras, táctiles, olfativas y visuales que lo ayudan a convertir la sesión de rehabilitación en una experiencia inolvidable.


Con este tipo de terapia se consigue corregir problemas de conducta, disminuir los niveles de ansiedad, fomentar la confianza en uno mismo y la concentración, mejorar la autoestima, estimular el sistema sensomotriz e incrementar la interacción social y la amistad.[2]  


Principios terapéuticos de la equinoterapia.


El caballo pone a nuestro servicio tres características especiales que forman la base para la utilización de la equitación como terapia:


1)      la transmisión de su calor corporal,

2)      la transmisión de impulsos rítmicos,

3)      la transmisión de un patrón de locomoción equivalente al patrón fisiológico de la marcha humana. 

Se convierten en tres principios terapéuticos en los que se basa la equinoterapia, que actúa sobre el jinete sea discapacitado o no.

El calor corporal del caballo adquiere gran importancia como instrumento terapéutico en el área psicoafectiva, porque según sea el manejo terapéutico, puede fungir como sustituto del calor materno. En pacientes con disfunciones psicopatológicas se pueden invocar experiencias de regresión, lo que ayudará a liberar traumas antiguos y bloqueos psíquicos.

El movimiento del caballo (suave y rítmico) provoca la sensación de ser mecido, lo que genera sentimientos de seguridad, amor y protección. Con base en esto se puede reconstruir la autoconfianza y la autoaceptación. 

El efecto de mecedora de la monta de caballo da además la posibilidad de utilizar la hipoterapia con excelentes resultados en la estimulación temprana, lo que acelera en gran medida el desarrollo físico-psíquico del paciente.

Segundo principio: transmisión de impulsos rítmicos del lomo del caballo al cuerpo del jinete.

Valor fisioterapéutico.


El caballo trasmite por medio del movimiento de su lomo impulsos rítmicos al cinturón pélvico, a la columna vertebral y a los miembros inferiores del jinete. Al caminar en paso se trasmiten de 90 a 110 impulsos por minuto a la pelvis del jinete, al caminar en trote aumenta la cantidad y la intensidad de estos.  


Los impulsos  rítmicos que no sólo se trasmiten a la pelvis  sino también a las piernas del jinete, provocan un relajamiento de los aductores y los ligamentos pélvicos. Los impulsos recibidos estimulan la erección de la columna vertebral fortaleciendo los músculos dorsales y abdominales.


La motricidad del ser humano se realiza por medio de estímulos dados desde la periferia.  El propósito de la fisioterapia consiste en proporcionar estímulos fisiológicos para regularizar el tono muscular y desarrollar el movimiento coordinado. Esto se basa en el concepto de que por medio de impulsos fisiológicos  emitidos desde el tejido muscular y óseo, es posible activar y poner a disposición nuevas áreas neuronales, en las que se programan nuevos patrones de locomoción para compensar áreas neuronales dañadas (concepto de plasticidad  cerebral).


Valor terapéutico.


La percepción corporal de los impulsos  rítmicos y regulares provoca en el jinete toda una gama de experiencias psicosensoriales. El efecto mecedora del caballo, estimula experiencias regresivas liberando traumas y bloqueos psíquicos. Los impulsos mueven el cuerpo del jinete y también todo su ser psíquico. La sensación de dejarse mover y poder avanzar sin aplicar una acción  propia, podría ser factor clave en la relajación psíquica y en la reconstrucción de la confianza primaria en sí mismo y en el mundo que rodea al paciente. La sensación de impulso hacia adelante y de avance restablecen la confianza en el propio yo, por lo que el  paciente experimenta nuevas reacciones psicológicas en relación con él mismo y con su entorno.
Arquetípicamente los impulsos del caballo se asocian con los impulsos instintivos del subconsciente, cuya represión puede provocar toda una serie de enfermedades psicosomáticas. Aprender a aceptar estos impulsos, muchas veces experimentados como amenazantes y adaptarse a ellos, forma parte de la psicoterapia y lleva al autoconocimiento, a la autoaceptación y a la autoconfianza que integran los diferentes niveles psíquicos.

El ritmo de los impulsos emitidos puede adquirir especial importancia visto bajo el aspecto bioenergético. El movimiento rítmico del caballo puede ayudar a restablecer el lazo invisible con el propio ritmo interno (bioritmo), lo que provocará  uNa nueva armonía psíquica  consigo mismo y con el entorno.


Los tres aires del caballo (paso, trote, y galope) con su diferente ritmo: paso 4 tiempos;  trote 2 tiempos; galopee 3 tiempos; se aprovechan para producir estados psíquicos distintos, ya sea de relajación o de animación.


Tercer principio: transmisión de un patrón de locomoción tridimensional equivalente al patrón fisiológico de la marcha humana.


Valor fisioterapéutico.


Este principio adquiere especial importancia en la hipoterapia en el tratamiento de disfunciones neuromotoras como parálisis cerebral. Personas  con parálisis cerebral entran fácilmente en el círculo vicioso, al ser incapaces de dominar la marcha porque carecen de la estabilidad y coordinación del tronco y de la cabeza.


Esta estabilidad se adquiere por medio de la práctica de la marcha. La hipoterapia permite romper este círculo vicioso porque ofrece el patrón fisiológico de la marcha en forma sentada, sin requerir el uso de las piernas: el jinete camina sentado. Esto permite trabajar con personas que carecen de la facultad de caminar, pero pese a ello, podrán desarrollar la coordinación y estabilización del tronco y de la cabeza.


El cerebro humano registra una gama de patrones motores. El patrón fisiológico de la marcha humana que el paciente realiza durante la monta se graba en el cerebro y con el tiempo se automatiza, lo que posibilita su transferencia a la marcha pedestre.


El patrón de marcha del caballo es muy parecido al del humano. Cuando el caballo adelanta los miembros posteriores abajo del centro de gravedad, la grupa y el lado del lomo en el que la pata trasera está en el aire bajan visiblemente. Este movimiento sucede alternadamente en un ritmo de cuatro tiempos mientras se mueve el caballo en paso, y en un ritmo de dos tiempos si se mueve en trote. Las elevaciones alternas del lomo del caballo  se tramiten a la pelvis del jinete, lo que origina tres movimientos pélvicos del caballo diferente al mismo tiempo.


Este patrón fisiológico tridimensional trasmitido por el movimiento del lomo del caballo  lo utiliza el humano durante la marcha, por lo tanto, la hipoterapia adquiere importancia para personas con disfunciones de locomoción.


El propósito del tercer principio es grabar y automatizar el patrón fisiológico de la marcha, restablecer la flexibilidad y elasticidad de los ligamentos pélvicos, disolver contracturas musculares y propiciar un balance dinámico del tronco y de la cabeza hacia su estabilización. Este principio depende, en sumo, del grado del movimiento correcto del caballo: un paso rítmico y regular, y un adecuado trabajo muscular del lomo.


Valor psicoterapéutico.


Muchas disfunciones psicopatológicas se expresan con fuertes angustias por el futuro, la capacidad para tomar decisiones  e ir en pos de la meta previamente establecida. La sensación de avanzar, caminar o correr hacia delante, directo, sin obstáculos, que proporciona el patrón tridimensional puede ejercer enorme influencia positiva sobre un estado psíquico depresivo y angustiado. Cuando el paciente logra adaptarse al movimiento del caballo  siente que puede confiar en el impulso hacia adelante recuperando confianza en sí mismo y en su entorno. Según los conceptos de la bioenergética, el cinturón pélvico se considera el centro motor del cuerpo y contiene el hara, que se considera la fuente y el distribuidor de la vitalidad. Con la estimulación del libre movimiento del cinturón pélvico, se puede inducir la liberación de emociones reprimidas y bloqueos psíquicos restituyendo la vitalidad y el deseo de vivir.


El valor fisioterapéutico y psicoterapéutico de los tres principios que forman la base de la equinoterapia, hace que ésta sea una terapia completa, aplicable en el área médica, psicológica y psiquiátrica. [3]


Ejercicios y juegos terapéuticos


La monta terapéutica y la hipoterapia activa, utilizan a menudo ejercicios y juegos a caballo. Su uso estimula y motiva al jinete, ya que contrarresta la posible rutina durante la terapia y confronta al jinete a múltiples retos de manera placentera.


En la hipoterapia se llevan a cabo los ejercicios y juegos entre el paciente y el terapeuta, sin olvidar el propósito terapéutico. En la monta terapéutica los juegos realizados entre los miembros del grupo fomentan la interacción social, beneficiando al área sociomotora además de la psicomotricidad


Al enfocar los ejercicios y juegos a los problemas específicos de cada paciente, éstos se convierten en un valioso instrumento. El terapeuta decidirá en cada caso cuáles serán de provecho para el paciente.


A continuación se proponen ejercicios y juegos que proporcionan beneficios a distintas áreas.


Ejercicios dirigidos al área emocional.


stos ejercicios tienen el propósito de relajar tensiones emocionales, liberar angustia e inseguridad y aumentar la comunicación emocional entre caballo y jinete, por ejemplo:


Limpiar el caballo antes de montar.


Tocar diferentes partes del caballo y buscar la correlación con el propio cuerpo.


Dar de comer al caballo.


Montar en paso con ojos cerrados y describir lo que se siente.


Soplar al caballo y observar sus reacciones.


Oler al caballo.


Escuchar los ruidos que hace el caballo.


Llevar a astorear al caballo.



Área auditiva


   El niño monta con los ojos cerrados: el terapeuta toca en el tamborín (un número específico de una a 10 veces) y el niño indica el número.


ü      El niño montado toca las maracas y cuando deja de tocar el terapeuta y el caballo se tienen que parar.


ü      El terapeuta toca las maracas y cuando deja de tocar, el niño tiene que parar el caballo.


ü      El terapeuta toca el tambor al ritmo de paso del caballo y el niño trata de seguir el ritmo con el caballo. Cuando el terapeuta toca más rápido el niño tiene que impulsar al caballo a un paso más rápido.


ü      El terapeuta utiliza composiciones musicales para relajar o estimular, según sea necesario, por ejemplo:


-         Para relajar: música clásica (Mozart, Bach, Händel, etc.) y música nueva era (new age) principalmente para niños hiperquinéticos y con problemas de espasticidad.


-         Música para estimular: marchas, música rítmica o música moderna, principalmente para niños hipotónicos y con problemas de atención.


Área vocal


    El niño imita los sonidos de diferentes animales (caballo, perro, gato, abeja, etc.)


   El niño grita fuertemente las vocales. La U se produce en el área pélvica, la O en el estómago, la A en el pecho y las vocales E, I en la garganta.


  El niño vocaliza sílabas cortas (ma, mo, me, etc.)


  El niño da órdenes al caballo (alto, va, camina, etc.) en voz más alta.


Todas estas vocalizaciones se pueden hacer montando en paso, trote y galope,  guardando siempre la armonía con el ritmo del movimiento del caballo. Las vocalizaciones tienen los efectos de mejorar la respiración, liberar emociones reprimidas, autoafirmar el yo, tomar conciencia del área corporal donde se produce la vocal, liberar tensiones musculares en el área de la boca y lengua, y desarrollar el lenguaje.


Área visual


   El niño tiene que parar al caballo cuando el terapeuta levanta una banderita de cierto color (por ejemplo, azul). 


   El niÑo observa el medio (pájaros, nubes, sol, árboles, jinetes, etc.) y lo describe. 








   El niño observa al terapeuta, quien se desplaza en la pista y lo persigue con el caballo. 



  El niño observa obstáculos en la pista (cubetas o sacos llenos con arena) y evita chocar con ellos, manejando el caballo libremente. 


  El niño lanza dulces o pelotas chicas a diferentes cubetas (en alto, paso o trote). 


  El niño coloca tubos de papel higiénico sobre un palo de escobas que sostiene el terapeuta u otro niño. 


  El niño observa sus manos y pies y los toca. 


  El niño nombra las cosas que le enseña el terapeuta. 


  El terapeuta lleva el caballo con los ojos cerrados, y el niño (montando con él o desde el piso) le tiene que indicar la dirección que debe tomar (a la izquierda, a la derecha, etc.) 


  En una pista de adiestramiento el niño monta figuras de letra a letra. 


Área táctil


     Acariciar al caballo en varias partes y sentir la diferencia de texturas del pelo, la crin, el casco y el diente.


     Acariciar el cuello del caballo de forma suave y fuerte (golpeteo), rápida y lenta, y de manera lineal y circular.


     Hacer dibujos sencillos contra el pelo del caballo, en la grupa.


     El niño monta con los ojos vendados.


     El niño montado, pasa con los ojos vendados tocando diferentes cosas que sostiene el terapeuta (pelota, trapo, cepillo, etc.) y los nombra.


     El niño con los ojos vendados empieza a caminar con el caballo y trata de percibir la mano del terapeuta en diferentes partes de su cuerpo, mano, cabeza, espalda,   pierna.


Ejercicios para la coordinación psicomotriz.


Estos ejercicios desarrollan la coordinación psicomotriz gruesa y fina, lateralidad y sentido del espacio.


a)      Ejecución de los ejercicios neuromusculares.


b)      Ejercicios de lateralidad:


Acariciar el lado derecho del caballo con la mano izquierda y viceversa.


Señalar con la mano derecha partes del cuerpo del caballo del lado izquierdo y viceversa.


Acariciar el caballo de arriba abajo y viceversa, de adelante hacia atrás y viceversa.


Tocar partes del propio cuerpo con patrón cruzado (mano derecha toca pie izquierdo, mano izquierda toca pie derecho, etc.)


Cambiar dulces de un bote a otro, montando.


Mover una cuerda en zigzag, y otro niño en el piso trata de sujetarla.


El niño montado en trote coloca un sombrero sobre la cabeza del terapeuta.


El niño montando en trote cambia una pelota de una mano a la otra.


El niño montando en trote rueda una pelota alrededor de su cintura.


El niño monta en paso y trote, y sostiene una cuchara con una pelota pequeña encima.


El niño montando suelta pinzas de ropa fijadas en la crin del caballo.


Los niños cierran los ojos y se tocan mutuamente partes del cuerpo (cabeza, manos, hombros, rodillas, etc.)


El niño montando imita los movimientos del niño que guía el caballo o imita los sonidos o sílabas que éste le dicta.


El niño montado avienta la pelota al otro niño.


Todos estos ejercicios pueden aplicarse tanto en la hipoterapia como en la monta terapéutica, excepto algunos que están restringidos sólo a su uso en esta última. Al utilizar los ejercicios y juegos durante la sesión terapéutica se proporciona placer, diversión y motivación hacia la equinoterapia.[4]

Estrategias terapéuticas

Después de una valoración del paciente  enfocada al área psicomotora, sensomotora o sociomotora, según se requiera, el terapeuta  debe escoger estrategias para encausar la terapia a los problemas detectados.

Efectos neuromotores

Las disfunciones neuromotoras como hipertonicidad y reflejos tónicos se presentan comúnmente  en pacientes con parálisis cerebral. Por lo tanto en la hipoterapia el paciente debe montar en contacto directo con el lomo del caballo. Se usará el paso del caballo como movimiento para inducir la relajación. El objetivo primordial es relajar la musculatura y los ligamentos. Para ello es importante que el paciente aprenda a: dejarse llevar por el caballo, no actuar y adquirir total confianza en el caballo y el terapeuta.

La voz del terapeuta debe ser suave y sus órdenes deben darse de manera tranquila. Trabajar con una música tranquila como fondo puede crear un ambiente de relajación.
Si se monta en back- riding, el primer paso consiste en lograr que el paciente se apoye en su tronco y cabeza contra el tronco del terapeuta quien debe estar perfectamente alineado en su asiento.  Así se logra el relajamiento de los músculos del tronco y se posibilita el movimiento del cinturón pélvico. El terapeuta debe corregir y alinear todo el tiempo la pelvis, el tronco y la cabeza del paciente, para que éste aprenda a encontrar su centro de gravedad y percibir su propia simetría corporal.
En conjunto con el cinturón pélvico, que empieza a bascular, se corrige la posición de las piernas, que con el movimiento de la pelvis basculante se abren cada vez más, relajando así los aductores y adquiriendo su posición correcta.  Nunca hay que corregir los miembros inferiores con movimientos manuales forzados, sino hacer éstos en forma firme y elástica: además, es muy conveniente relajar y corregir primero una pierna y después la otra, especialmente cuando los  aductores presentan espasticidad.

 La respiración del terapeuta puede ser un excelente auxiliar: cada movimiento correctivo se acompaña de una exhalación lo que induce el relajamiento psíquico del paciente teniendo consecuencias sobre la relajación muscular, esto en combinación con el ritmo del movimiento del caballo logra, a veces,  una perfecta relajación y adaptación del cinturón pélvico y una buena alineación en poco tiempo.
Los brazos y hombros se pueden relajar aplicando masajes suaves y doblando y desdoblando los codos rítmicamente.  Durante la ejecución de los ejercicios neuromusculares ejecutados en forma lenta el terapeuta inhibe por una parte los movimientos involuntarios y no coordinados, consecuencia de reflejos tónicos, y por otra parte facilita los movimientos coordinados del ejercicio por medio de ayuda manual. Así se independizan cada vez más de los miembros superiores e inferiores del tronco y se logra una considerable reducción de los reflejos tónicos y movimientos asociados.

Nunca se debe permitir que el paciente se apoye en sus manos porque inhibe el libre movimiento del cinturón pélvico, la erección del tronco, y su estabilización.

Es recomendable explicar al paciente lo que se busca para que coopere con el terapeuta. Cuando el paciente aprende a permanecer sentado sin actuar, teniendo los brazos y las piernas más o menos relajados, se pueden incluir los ejercicios neuromusculares a la sesión terapéutica, primero guiado por el terapeuta.  Después de un tiempo, el paciente logrará ejecutarlos solo.  Los ejercicios de la cabeza, los hombros, brazos y del tronco ayudan a soltar la musculatura y los ligamentos, reestablecer el tono muscular normal, el trabajo coordinado entre los músculos sinergistas y antagonistas, y programar patrones motrices con un mínimo esfuerzo muscular.  Se debe cuidar la alineación del tronco cuando se ejecutan estos ejercicios para no interrumpir el proceso de la transmisión de los principios terapéuticos al mismo.

Cuando se trabaja desde el piso con el paciente hipertónico es muy importante relajar y estirar las piernas constantemente para que se libere el cinturón pélvico y tome su posición vertical.  La posición de las piernas determina la posición de la pelvis, por tanto el terapeuta debe mover la pierna del paciente hacia atrás para lograr un movimiento pélvico hacia delante o colocar la pierna hacia delante para lograr un movimiento pélvico hacia atrás. De esta manera ayuda al paciente en la alineación de su tronco. Con un paciente que tenga marcada falta de equilibrio y el tronco y la cabeza muy inestables, se trabaja mejor en back- riding hasta que logre mantenerse más o menos alineado por si solo.

En pacientes con alta espasticidad todos los ejercicios  neuromusculares se ejecutan lentamente en forma relajante. Hay que evitar los movimientos bruscos y sorpresivos.
Al variar la velocidad del caballo en el paso (montando transiciones de paso largo a paso corto) se consiguen efectos sobre el equilibrio vertical, la estabilización dinámica del tronco y la dinámica muscular del cinturón pélvico.
Cuando se logra la alineación correcta y la adaptación del cinturón pélvico al movimiento del caballo en paso, se puede trabajar también en trote (corto y suave al principio).  Es importante que el terapeuta sepa manejar el caballo en trote de trabajo y en trote reunido  porque él tiene que decidir si su paciente esta capacitado para aguantar un movimiento mas amplio, como el de trote de trabajo, sin que pierda la relajación muscular adquirida. Hay caballos que dan trancos mas largos y otros mas cortos según su conformación. El terapeuta decide en cada caso cual es el caballo adecuado para su paciente hipertónico. El uso de trote rítmico ayuda a inhibir los reflejos tónicos, da mayor flexibilidad a los ligamentos y los músculos del cinturón pélvico y mayor estabilización al tronco y la cabeza: además proporciona al paciente una gran motivación para la terapia porque siente que ya monta en serio.


Para apoyar la grabación y automatización de la marcha se mueven los brazos del paciente en patrón cruzado como lo hacemos al marchar en el piso. Adaptándose al movimiento  del caballo con su patrón tridimensional y utilizando un tambor para apoyar el ritmo se logra el aprendizaje del patrón  correcto de la marcha, que en un futuro el paciente transferirá a la marcha en el piso.
La meta del trabajo terapéutico en todas las disfunciones neuromotoras acompañadas de hipertonía es:

1-Relajar y distender musculatura y ligamentos


2- Reducir los reflejos tónicos


- Estabilizar el tronco y la cabeza


4- Grabar y automatizar el patrón de locomoción


En ocasiones la hipertonía de los miembros inferiores y superiores esta combinada con una marcada hipotonía del tronco, en estos casos es recomendable empezar cuanto antes con el trabajo en trote para darle tonicidad al tronco.


Los pacientes con parálisis cerebral hipotónica  ejecutan desde el principio los ejercicios neuromusculares con mayor velocidad y vigor. Algunos ejercicios, como los de los brazos, se pueden ejecutar durante el trote. Frecuentes transiciones de paso-trote y viceversa o de paso-alto-paso benefician la tonicidad además de ejercitar extraordinariamente el equilibrio vertical.  Pacientes con disfunciones neuromotoras empiezan normalmente con la hipoterapia. El terapeuta debe tener conocimientos fisioterapéuticos básicos que aplicara junto con sus conocimientos psicológicos y pedagógicos para sacar provecho de los principios terapéuticos que transmite el caballo.


EfectoS sensomotores


El trabajo referente a la sensopercepción  juega un papel importante tanto en la hipoterapia como en la monta terapéutica. Disfunciones sensoperceptivas acompañan a diferentes cuadros clínicos como la parálisis cerebral, síndrome de down, autismo y disfunción cerebral mínima. El íntimo contacto del cuerpo del paciente con el cuerpo del caballo estimula extraordinariamente la sensopercepcion táctil.


El contacto táctil activo parecido a un mensaje proporcionado durante el movimiento del paso y el trote, estimula la innervación de las vías sensitivas de las piernas y de la base de la pelvis. En la hipoterapia se hace que el paciente acaricie seguidamente el cuello o la grupa del caballo con el pie o la mano funcionando esto como un masaje. En la planta del pie existen incontables terminaciones nerviosas que se estimulan de esta manera. Se motiva al paciente a tocar diferentes partes del caballo.


En algunos ejercicios neuromusculares, como acostar el tronco hacia atrás o sentarse al revés,  inclinando el tronco hacia delante, el contacto corporal es casi total, por lo que se aprovecha el calor corporal y el movimiento muscular vibrante del lomo y de la grupa del caballo. De esta manera se regulariza la  sensibilidad táctil, que a veces es muy baja (hiposensibilidad), muy alta (hipersensibilidad, aversión a ser tocado) o combinada. El contacto corporal se da en forma natural durante la monta; porque el paciente quiere montar y no puede evadir el contacto. Esto adquiere gran importancia para pacientes autistas que muchas veces rehúsan el contacto corporal.


En la monta terapéutica el jinete monta solo y debe estar atento hacia donde debe dirigir su caballo y escuchar simultáneamente al terapeuta quien le da indicaciones. Así el jinete integra los sentidos auditivo y  visual al sentido del tacto, ya que al mismo tiempo tiene que percibir el movimiento del caballo con la pelvis, los miembros inferiores y las manos para poder reaccionar con las ayudas adecuadas logrando guiar el caballo adonde quiere y dominarlo.


La equitación es un deporte que requiere una sensopercepción táctil muy desarrollada específicamente en las piernas  y manos, y una extraordinaria capacidad de reacción y coordinación psicomotriz como respuesta a lo percibido. Manejar el caballo en la pista es un acto muy complejo y requiere sentido del espacio, buena coordinación entre ojo, mano, pelvis y pierna, capacidad de diferenciar los dos lados y aplicación de los sentidos táctil, visual y auditivo en el mismo momento. Por eso se ha comprobado que hay un estimulo muy positivo del sistema propioceptivo puesto que el jinete es cada día mas conciente de su propio cuerpo y de la relación del mismo con el caballo y el espacio. La utilización de los ejercicios neuromusculares y gimnásticos apoyan en gran medida este proceso.


Para una persona con disfunción sensomotora y disfunción de la coordinación psicomotriz fina es provechoso que sea ella misma la encargada de la limpieza del caballo antes de la sesión.  Así se logra integrar ejercicios sensoriales que incluyen la sensopercepción olfativa en ejercicios psicomotrices. Manejar el cuerpo del caballo manualmente, acariciándolo o cepillándolo aporta grandes beneficios al aspecto psíquico del paciente. La confianza en el animal aumenta en gran medida; y las emociones reprimidas, muchas veces por temor a ser juzgado o rechazado, pueden fluir libremente. El tocar las diferentes partes del caballo (ojo, oreja, boca, dientes, cola, patas, cascos, etc.) y buscar las referencias con las propias partes del propio cuerpo, ayuda a la construcción de la imagen corporal.


Efectos psicomotores


El déficit psicomotor puede ser el resultado de una sensopercepción insuficiente o inadecuada, o de un daño cerebral del área motora por causa neurológica, traumática o degenerativa.


La coordinación sutil del tronco y de la cabeza, necesaria para su estabilización, es la base para el correcto asiento de montar y para efectuar la marcha en el piso. Para lograr esta estabilización dinámica no se debe permitir al paciente apoyar las manos durante la monta, porque bloquea el cinturón pélvico y el aprendizaje del balance dinámico del tronco. Se le debe enseñar el movimiento de “jalar” las grapas hacia atrás y hacia arriba para lograr la profundización de su asiento. Para este propósito también sirve amarrar una cuerdita de un lado a otro a la parte delantera del albardón,  en caso de que se utilice éste. De esta manera el paciente se siente seguro, logra erguir más fácilmente su tronco y no interfiere en el balance dinámico del mismo. Si el terapeuta nota que se apoya demasiado en las grapas, es preferible cambiarlas por otro cincho, adaptándolo con unas cuerditas para agarrarse. Esto es valido para la hipoterapia y monta terapéutica. El objetivo es que el jinete encuentre lo más rápido posible su centro de gravedad haciéndolo coincidir con el del caballo, para lo que es indispensable su correcta alineación. Entre mas rápido es el movimiento del caballo, más tonicidad, coordinación y concentración se requiere. Por eso se indica el paso del trote para pacientes hipotónicos, pero siempre asegurándolo por medio de un ayudante o terapeuta.


Cambios en el impulso del caballo (montar transiciones como alto-trote-alto, paso-trote-paso) ejercitan la estabilización del tronco a nivel  del equilibrio vertical. Cambios de dirección (montar figuras en la pista como círculos a la izquierda y derecha,  serpentinas) ejercitan la estabilidad del tronco a nivel del equilibrio horizontal.


La alineación del jinete hacia un asiento correcto de montar implica automáticamente  la corrección de las asimetrías corporales. Estas pueden influir negativamente en el manejo del caballo y reflejarse en resistencia y desobedientes por parte del mismo. Ciertos ejercicios neuromusculares, especialmente los de patrón cruzado (por ejemplo, el brazo derecho toca el pie izquierdo), ayudan extraordinariamente a reestablecer la simetría corporal.


La selección del lado a montar (montar a mano izquierda o a mano derecha) tiene suma importancia en la corrección de la asimetría corporal. Cuando se monta en línea curva se induce una rotación de tronco influyendo en la musculatura dorsal y abdominal. Si un paciente presenta una simetría en los hombros (por ejemplo tiene el hombro derecho caído), se montara a mano izquierda para alcanzar  por medio de la rotación del tronco el estiramiento de la musculatura dorsal del lado derecho.  Esto en combinación con ejercicios correctivos (por ejemplo, colocar el brazo izquierdo atrás en la cintura, lo que bajara el hombro izquierdo) proporciona muy buenos resultados en poco tiempo. El terapeuta decidirá con base en una evaluación psicomotriz previa cómo utilizar las diferentes direcciones en beneficio del paciente para contrarrestar las asimetrías corporales.


La ejecución de los ejercicios neuromusculares en alto, paso y algunos en trote, fomentan en general la coordinación  psicomotora gruesa. Cuando el jinete esta capacitado para montar solo, el mismo acto de dirigir e impulsar el caballo implica el uso de la coordinación motora gruesa.  La aplicación de las ayudas de montar necesita el uso coordinado de las dos piernas con las dos manos. A veces se impulsa al caballo con las dos piernas  simultáneamente, pero la mayor parte del tiempo se utiliza la mano y la pierna del lado opuesto ejecutando movimientos de patrón cruzado. El cambio constante, necesario entre las combinaciones de las dos manos con las dos piernas, obliga al jinete a  emplear reacciones motoras muy complejas por lo que  se necesita mucha coordinación psicomotriz gruesa y fina, la última fomentada  por el uso adecuado de las riendas (acortar- alargar).


Todos los ejercicios neuromusculares y los juegos terapéuticos,  que se usan en la monta terapéutica  refuerzan la coordinación y reacción, y requieren que el jinete tenga sentido del espacio y dominio de la lateralidad (distinguir entre derecha e izquierda). Esta última se ejercita por la necesidad de aplicar las ayudas de montar,  a veces sólo de un lado o en forma diagonal (muy necesario al montar líneas curvas).


El uso del asiento correcto durante la monta fomenta la relajación de ligamentos y de músculos, especialmente  del cinturón pélvico, lo que favorecerá la elasticidad y agilidad corporal en general. Adaptarse al movimiento del caballo requiere soltura y elasticidad, y entre mas activo se este mas se incrementarla elasticidad y agilidad.


Sugestión verbal


 método de la repetición sugestiva de órdenes positivas es de gran apoyo en la equinoterapia.


Es importante convencer al paciente que moverse es fácil y no cuesta trabajo. El caballo es de gran ayuda en este proceso, puesto que se le pide al paciente que se deje llevar por él. El paciente aprende que el caballo es el que trabaja y se mueve por él, y que puede avanzar en el espacio de manera fácil sin esfuerzo. Si las palabras “fácil”, “suave”, “ligero” se emplean repetitivamente, el paciente empieza a desistir de su excesivo esfuerzo y adquiere un mejor tono muscular  por medio de la relajación, lo que es la base para aprender con el tiempo un patrón motriz coordinado y correcto.


Al ejecutar los ejercicios neuromusculares el terapeuta puede repetir rítmicamente en voz baja y suave “es fácil”, “está relajado mi brazo”, “mi pierna pesa y cuelga” o “suave”. Estas órdenes verbales y muchas otras penetran en la mente del paciente, y si se refuerzan en casa, los logros conseguidos referentes a la relajación y la mejoría de los patrones motrices incorrectos serán sorprendentes.   


Este estímulo positivo al paciente por medio de las palabras “muy bien”, “bonito”, “perfecto”, etc. y el reconocimiento en todo momento de los logros aún más insignificantes, son de gran valía para la terapia, ya que funcionan como retroalimentación y producen alegría, motivación y cooperación en el paciente.


La música


Con ella se desea motivar  para relajar o animar según se lo requiera.


Cuando se trabaja con niños pequeños en la hipoterapia, estos a veces resienten la separación temporal  de los padres y empiezan la sesión muy angustiados. Una receta casi mágica es empezar a caminar de inmediato y cantar canciones infantiles sencillas que se adaptan al ritmo del paso el caballo. El tono y el volumen de la voz del terapeuta desempeñan un papel importante en el proceso de relajación. La voz alta y fuerte excita y estimula, la voz baja y suave tranquiliza y relaja.


Canciones en tono mayor fomentan la extroversión, las de tono menor la introversión. Las canciones melodiosas tienen efectos sobre el centro emocional, las canciones rítmicas sobre el centro motor.  Las canciones con ritmos de marcha son estimulantes y útiles durante el paso y el trote en casos de hipotonía, las canciones con ritmo de vals se adaptan perfectamente al galope.


Los instrumentos de percusión más adecuados durante la monta son maracas, tambores de sonido sonoro y tamborín.


El uso de cualquier instrumento rítmico es estimulante, en especial de las áreas abdominal y pélvica, aunque se consigue un efecto relajante por dos razones:


a)      la atención mental del paciente se dirige al centro motor en el área pélvica, por lo que la parte superior del cuerpo (brazos, hombros y pechos) diminuye su carga energética y se relaja,


b)      la monotonía del patrón rítmico de montar  junto con el ritmo de maracas causan un relajamiento psíquico con efectos reguladores de la respiración y relajantes de la actividad muscular.


El terapeuta debe manejar los instrumentos para que el paciente no se distraiga con el manejo de los mismos. El ritmo de las maracas o el tambor debe encajar perfectamente con el ritmo del movimiento del caballo para integrar el patrón de locomoción con las percepciones auditivas y táctiles.


El propósito es relajar la musculatura para que el asiento se profundice y se puedan trasmitir los principios terapéuticos que proporciona el caballo.


Los sonidos de las vocales pueden funcionar como revitalizaciones de diferentes áreas del cuerpo:


U: Se produce en el bajo vientre y tienen efectos revitalizantes sobre la pelvis, miembros inferiores y la circulación.


O: Se produce en el área del estómago y tiene efectos revitalizantes sobre el área abdominal desde el plexo solar hasta la ingle y el sistema muscular.


A: Se produce en el pecho y tiene efectos revitalizantes sobre la caja torácica (sistemas respiratorios y circulatorios).


E: Se producen en la garganta y tiene efectos revitalizantes en la garganta, la parte superior del pecho y el cerebro. 


I: Se produce en el paladar por medio de la lengua y tiene efectos revitalizantes en el cerebro.


Cualquier estrategia de relajación que emplee el terapeuta no sólo afectará a su paciente, sino también a él mismo (ley de resonancia). Si el terapeuta no experimenta efectos con las estrategias no será posible trasmitirlas a su paciente. 


Durante una sesión terapéutica, terapeuta, paciente y caballo establecen una profunda comunicación psíquica y física afectándose e influyéndose mutuamente. El buen terapeuta de equinoterapia es consciente de eso y procurará motivar siempre al paciente con su propio ejemplo.[6]


Indicaciones y contraindicaciones.


Ya que la equinoterapia estimula respuestas fisiológicas y psicológicas, demuestra una amplia aplicación terapéutica en medicina, psicología, psiquiatría y pedagogía. En neurología y ortopedia se recomienda en todos los cuadros clínicos cuya sintomatología se refleje en una disfunción locomotora, leve o grave, a causa de daño neurológico, traumático o degenerativo. La equinoterapia está indicada siempre que se quiera conseguir un efecto distensor y relajante de contracciones musculares y una estimulación de la musculatura hipotónica.


Indicaciones


La equinoterapia se recomienda en los cuadros clínicos siguientes:


Parálisis cerebral (espástica, discinética, atáxica, hipotónica)

Esclerosis múltiple.

Síndrome de Down.

Tortícolis.

Escoliosis (menor de 40º) con tensiones musculares asimétricas.

Cifosis

Lordosis

Coxa-valga

Osteocondrosis con tensiones musculares.


Espondilosis deformante en sus principios.


Preartrosis.

Lumbago.
Secuelas de traumatismo craneocefálico con disfunción motora.

Enfermedad de Parkinson.

En el área de la medicina interna la equinoterapia está indicada en:

Síndrome cardiovascular vegetativo.

Obstipación crónica.

Síndrome bronquial crónico.

Asma.

En el área de la psicología, psiquiatría y pedagogía se recomienda en las siguientes disfunciones:

Autismo.

DisfUnción cerebral mínima.

Hiperquinesia.

Deficiencias de la coordinación psicomotriz.

Problemas conductuales.

Problemas de atención y concentración mental.

Problemas de lenguaje

Neurosis, psicosis, esquizofrenia.

Enfermedades psicosomáticas.

Anorexia nerviosa.

Toxicomanía.

Contraindicaciones
Como la equinoterapia es una terapia física que moviliza el sistema articular-                                                               muscular existen contraindicaciones para algunos cuadros clínicos en los que no conviene aplicarla. En general la equinoterapia está contraindicada en todo caso, donde no se debe movilizar y donde existen procesos inflamatorios. No es recomendable aplicar la equinoterapia en los siguientes casos:
ENfermedad de Scheuermann aguda.

Morbus Bechterew.

DIsplasia de la cadera.

  • Osteocondrosis hiperostótica.

  • Escoliosis  mayor de 40º

Protrusión y prolapso de hernia de disco.

Coxartrosis.

Osteosporosis.
Inestabilidad atlantoaxial (común en síndrome de Down)
Espina bífida.
Trombosis con peligro de embolia.
Migelosis reumática.


Enfermedades orgánicas inflamatorias.


  • Enfermedades óseas inflamatorias.

  • Epilepsia no controlada.


  • Distrofia muscular.

  • Hemofilia.
Insuficiencia cardíaca.

Con base en esta información, es imperativo señalar que ningún equinoterapeuta (excepto el que tenga una preparación profesional médica), puede dar un diagnóstico del paciente que diga si está indicada la equinoterapia.

El equinoterapeuta, en todos los casos, deberá solicitar antes de empezar la terapia un certificado firmado por el médico correspondiente, para asegurarse de que no existe ninguna contraindicación para realizar equinoterapia.[7]